ESTAD SIEMPRE ALEGRES…
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“Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos (…) El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, más bien, en vuestras oraciones y plegarias presentad al Señor vuestras necesidades con acción de gracias” (Filipenses 4, 4-6)
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Cuando escribió Pablo esta carta a los Filipenses ¿vivía confortablemente? ¿Tenía éxito cuando predicaba el Evangelio y no se daba cuenta de las dificultades que conlleva la evangelización?
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No. San Pablo escribió este texto desde la cárcel, atado con cadenas y pendiente de un juicio en el que podrían condenarle a muerte.
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Carecía de lo necesario, por eso la comunidad de Filipos le envió a Epafrodito con recursos, pero a punto estuvo de que no le llegara la ayuda porque Epafrodito enfermó y estuvo al borde de la muerte.
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Para Pablo “nada iba bien”. ¿Cómo podía invitar a la alegría desde la fragilidad y el riesgo en el que vivía?
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Porque había descubierto el manantial de la alegría profunda y compartió su descubrimiento para que todos pudiéramos beber de sus fuentes:
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- Alegrarnos en el Señor. No es “echarnos unas risas”, con ayuda del botellón, ni reírnos del prójimo. Es experimentar que el Señor está cerca, dentro; que nos envuelve y nos habita. Nada ni nadie puede quitarnos este gozo profundo. Así lo han experimentado hombres y mujeres cristianos, incluso en situaciones límite de enfermedad, sufrimiento, esclavitud, etc.
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- No inquietarnos por nada. Es decir, gestionar todos los asuntos y dificultades con y desde la paz interior.
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- Presentar al Señor nuestras dificultades. Sin duda, son numerosas. Empezando por la situación política, social y económica de España y del mundo; continuando por las dificultades familiares y laborales. Además hay que añadir las dificultades propias del comienzo de curso, que suelen venir acompañadas de todo tipo de miedos, por eso son más difíciles de gestionar.
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¿Cómo gestionamos las dificultades? ¿Nos aferramos a ellas como si el resultado sólo dependiera de nuestro buen hacer? ¿O se las presentamos al buen Dios con una actitud de confianza y acción de gracias?
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En medio de esas dificultades ¿nos acordamos de beber en el manantial de la alegría, como hacía san Pablo? Su actitud le permitió experimentar: “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (4, 13).
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A cada uno de nosotros ¿qué y quienes nos confortan (nos hacen fuertes) en las dificultades de cada día?
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SEPTIEMBRE… comienza el curso escolar y con él se ponen en marcha nuevos proyectos. Es posible que en la agenda ya hayamos escrito muchas frases que empiezan por: “tengo que…”, “es urgente…”, “no olvidar…”. Estas frases son como pequeñas argollas que acaban aprisionándonos. Lo experimentamos así cada año.
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Para vivir este curso con paz, alegría y libertad sería bueno que pusiéramos el texto de san Pablo en lugares visibles: en la puerta del frigo, en el espejo del cuarto de baño y en la agenda.
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Así, día tras día, podremos recordar y experimentar que “TODO VA BIEN”… porque así lo hemos decidido.
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¡Feliz curso 2016-2017!
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