¡Qué acostumbrados estamos a deslumbrarnos con números grandotes! Quizá por eso cinco panes y dos peces nos parecen tan poquito. Pero la mirada de Jesús tan distinta a la nuestra es capaz de descubrir la grandeza de lo pequeño y su potencial de vida. Sólo cuando le entregamos al Señor nuestros cinco panes y dos peces, el Señor lo bendice, lo multiplica y nos ayuda entregarlo a los demás.
Quizá la única verdad es que sólo cuando retenemos nuestros dones para nosotros mismos es cuando nos saben a tan poco… ¡Cuántas veces hemos descubierto que cosas tan pequeñas se han hecho grandes porque las hemos sabido compartir! Ofrecer a Dios y a los demás nuestro 5+2 es lo mismo que vida entregada por amor, pero vida entregada no desde el heroísmo sino desde la donación humilde.
A lo largo de este día piensa en tus cinco panes y dos peces… (ponles nombre, sean los dones que sean,) son dones que sólo tienen sentido cuando se entregan, entrégalos hoy ahí donde estés… y verás cómo lo pequeño pero compartido te sabrá a la abundancia del Reino…