¿No os pasa que a veces ya no os sirve lo de antes? Necesitas nuevas fórmulas, nuevas maneras, nuevas perspectivas.
No me extraña que mi abuela se escandalice en muchas ocasiones viendo cómo vivimos ahora: Una nieta vive con su novio ¡Sin casarse!; otro nieto se ha independizado ¡y vive sólo! (pero contra todo pronóstico, se apaña bien); la otra nieta tiene 30 años, sin novio ni perspectivas de quererlo; otra se ha ido al extranjero.
Y qué difícil es para los nietos buscar nuevas fórmulas, hacerte el camino que quieres, siempre con la duda constante ¿lo estaré haciendo bien? ¿he tomado la decisión correcta? Porque, aunque no lo parezca, no todo nos vale a los jóvenes.
Y ya nos lo recuerda el evangelio, “Nadie echa vino nuevo en odres viejos”. Hay una frase que me tranquiliza mucho en el evangelio de hoy cuando tomo alguna decisión: “Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.” Y creo que esto mismo, sí que le sirvió y le sirve a mi abuela también.
¡Pues eso! Mientras tome mis decisiones pensando en Jesús y en seguir su camino no tengo porqué ayunar.
¿Y tú le tienes presente cuando tomas alguna decisión?