Aunque sea extraño, a veces nos acomodamos demasiado a situaciones precarias o de escasez. Escasa plenitud, escasa satisfacción, escaso entusiasmo… Pedro y sus compañeros estaban acostumbrados a pescas mediocres; echan las redes por el otro lado solo porque el tal Jesús a quien acaban de encontrar se lo dice, pero no porque esperen en realidad una pesca más abundante.
Es más, la reacción primera de Pedro al ver que la red se llena es de resistencia: «Apártate de mí…» Como si tanto de repente fuese inabarcable para él o viniese a trastocar aquello a lo que está acostumbrado.
Viene bien recordarnos que somos capaces de algo mejor a lo que nos hemos acomodado. Sobre todo, si ese algo deja nuestras redes a medio llenar. Puede dar un poco de vértigo, pero «no temas», mayor sentido y mayor plenitud trae el querer adherirse a Jesús en cualquier situación.