¿Alguna vez te has preguntado cómo te gusta que te traten? Creo que todos necesitamos ser bien-tratados por los demás. Nadie quiere ser rechazado de ninguna manera.
Hoy el Evangelio nos habla de la necesidad humana de ser aceptados, perdonados: “sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. Tal vez nos hemos cansado de perdonar a las personas que nos tratan mal a nosotros. No obstante, no dejemos de intentarlo, de perdonar, porque Dios siempre nos perdona, Dios nos muestra su amor y misericordia sin límites. Esa experiencia es la clave.
Abramos nuestro corazón para recibir la misericordia de Dios, para que podamos perdonar y ofrecer misericordia siempre.