“No sabéis lo que pedís”. Y sí, el Señor escuchó su oración. Uno, Juan, estuvo a su lado en el trono de la Cruz, y el otro, Santiago, fue el primero en participar en la gloria de su martirio.
Cristo nos llama a servir, como Él mismo sirvió. En la Última Cena se une el cáliz con el lavatorio de los pies. Eucaristía y servicio una vez más. Y como servicio máximo, dar la vida hasta las últimas consecuencias.
¿Hasta dónde sería capaz de llegar por amor?
¿Siento que el sitio más alto al que puedo aspirar es, precisamente, compartiendo la Cruz del Maestro?
Señor, ayúdame a dar la vida gota a gota, con alegría. Que como Santiago y Juan sepa compartir tu Cruz y tu gloria, que no es otra que vivir tu Amor hasta las últimas consecuencias.