“Entre la admiración general”, dice el evangelio de hoy. En medio de las luces, de la fama, del “todo va bien” y del éxito, Jesús rompe el clima de fiesta y nos recuerda que le van a matar. Así, sin más.
Y nosotros, probablemente, seguimos en la misma dinámica que los discípulos: no acogemos lo que es anuncio de muerte, nos resulta oscuro transitar por lo que es fracaso y tememos indagar en lo que no sale bien.
Quizá Jesús nos esté enseñando a mirar la vida de frente, tolerantes a la frustración y capaces de acoger que, en la vida, hay rosas y espinas. Y más ahora, en tiempos de pandemia, incertidumbre y desolación, conviene no olvidarlo…