Estamos creados a imagen y semejanza de Dios. Quiere decir que somos seres razonables y libres. Para que estos dones estén bien desarrollados y gestionados se necesita una formación continua como por ejemplo la oración/meditación de la Palabra de Dios, lectura que ayuda a leer la realidad de mí mismo, a verme cómo soy. Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, con más realidad vivimos el “aquí y ahora”. Cuanto más realismo, más sabor podemos poner al don de la vida.
Saborear la vida es vivir conscientes de que todo es un don de Dios. Es bueno hacerse esta pregunta: ¿Qué necesito para dar más sabor a mi vida?