Jesús, cuando enseña el Padre Nuestro nos da la pauta y el camino para que nuestra oración sea escuchada por Dios: cuando oréis no habléis mucho… Quiere decir que la oración que dirijamos a Dios tiene que ser sencilla, hecha con el corazón, pensando en Dios y sus intereses, no en nosotros mismos. Y esta oración establece un lazo íntimo con Dios a quien debemos llamar Padre nuestro, porque es un Padre Bueno lleno de ternura y misericordia, que conoce nuestras necesidades. Y en esta oración que elevamos a Dios brota la confianza hacia Él. Un Padre que nos interpela, nos abaja, nos centra en los hermanos, nos invita a preparar la mesa para todos, a compartir la fraternidad, y practicar el perdón. Por tanto, vivamos hoy y siempre coherentemente con Dios y nuestros hermanos en Cristo Jesús.