Lucas destaca que Jesús, antes de la elección de los doce salió hacia la montaña y pasó la noche orando. Esta acción de Jesús de orar, no resulta trivial en nuestra vida, en la manera de hacer las cosas, especialmente aquellas que son importantes. La fuerza y eficacia de la oración es tal que nuestra confianza en ella no debe decaer de ninguna manera. Como Jesús ora, nosotros también podemos y debemos hacerlo. Orar es ofrecer al Padre nuestra confianza en Él, es pedir ayuda para el discernimiento, la luz necesaria para lo que vamos a decidir.
El texto recoge la elección de los apóstoles, un grupo contrapuesto a las doce tribus. Jesús quiere formar a los futuros dirigentes del nuevo pueblo de Israel, y lo hace asignándoles una misión. Nosotros, tú y yo, también somos llamados por Jesús, y lo somos para una misión concreta. Nuestra vocación es la llamada a esa misión.
¿Me he planteado que soy llamado a una misión? ¿Cómo podemos conocer esa misión? En nuestro diálogo con Dios, y de manera especial, en la oración, Dios nos habla, es aquí donde podemos obtener la respuesta. ¿Conozco bien la relevancia de la elección de Jesús, y de ponerse en oración antes de tomarla? ¿Cómo no lo haré yo? Señor confío en Ti.