La lectura de hoy pone en boca de Jesús 3 advertencias:
La primera: “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos…” (7,6). Un lenguaje extraño que requiere ser interpretado: En tiempos de Jesús, como en general en la cultura antigua, los perros no eran muy apreciados como lo son ahora, porque se consideraban semisalvajes y callejeros. Pero a pesar de esto encontramos en estas palabras un aspecto positivo y didáctico-sapiencial: una invitación a usar la prudencia y el discernimiento para saber a quién hay que dar las cosas.
La segunda advertencia en el contexto de las bienaventuranzas es la llamada regla de oro: “todo cuanto queráis que os hagan… hacedlo también vosotros…” ¡Ojalá lo hiciéramos todos y siempre! el mundo sería diferente… a ver si después de la pandemia del Covid-19 y de tanta buena gente que han sido testimonio de buen hacer, el mundo es diferente. Ante estos testigos Jesús nos diría: ¡Haz tú lo mismo!
Y la última advertencia en forma de consejo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición”. En la Escritura se habla de dos caminos que se contraponen, el de la muerte y el de la vida. Saber elegir entre dos modos diversos de vida es decisivo para entrar en el Reino.
¿Por cuál te decides? Sé tú de los que lo encuentran…