Error en la base de datos de WordPress: [Table 'wp_8tamd.wp_ppress_meta_data' doesn't exist]SELECT * FROM wp_ppress_meta_data WHERE meta_key = 'content_restrict_data'
No recuerdo haber sido bien consciente de ese detalle.
Hasta la saciedad he considerado la lástima que sintió Jesús. La de veces que he repetido el “ovejas-sin-pastor”. Y me he fijado en el hecho de que no sólo dio de comer, sino que se puso a enseñar. Pero no tanto en que lo hizo “con calma”.
De hecho, Jesús se trajo a los suyos a un sitio-retiro para descansar. Porque no tenían tiempo ni para comer. Nada de calma, todo un estrés. Éste sentimiento me es familiar, esa falta de tiempo también.
Los planes se rompen. Y Jesús se pone a trabajar. Yo tendría presente que los apóstoles tienen que descansar un poco, y buscaría cómo combinar las cosas; hacer un hueco a la gente y atender después a los Doce. Estaría pendiente del reloj, y agobiado si la gente empieza a demorarme. Ahora mismo estoy viendo que estoy empleando más tiempo del que tengo en escribir estos comentarios, y que me están retrasando mi tarea habitual, y estoy con la mente en los dos empeños.
Pero Jesús no. Lo toma “con calma”. Jesús se sumerge en su misión y está enteramente presente en ella. Le dedica de cuerpo y alma “su” tiempo. No hay otras cosas, sólo están las ovejas-sin-pastor. Aunque sea “ya muy tarde”.
No creo que el evangelio me esté enseñando a no organizar mi tiempo. Pero sí a estar enteramente presente en lo que estoy, ahora en escribir este eco. Porque lo merece, porque lo necesito. Calma. Ahora ésta es toda mi misión, ahora ésta es la voluntad de Dios para este rato.
Eso me permite estar atento a la realidad de cada persona. Si estoy con la mente en la otra cosa, no acojo del todo la realidad que tengo delante.
Me ha calmado escuchar este evangelio. He aprendido de la actitud de Jesús. Una guía a poner en práctica, hoy mismo: “con calma”.