El Evangelio de hoy, nos invita a la vigilancia con la lámpara encendida; con el corazón atento y dispuesto. Es “bienaventurado”, feliz, según Jesús, el que espera en actitud de servicio. ¿Esperar qué? “Felices los servidores a quienes el Señor encuentra velando a su llegada”. Por eso mientras llega el tiempo del encuentro con él, cosa que puede ocurrir en cualquier momento, hemos de estar atentos, activos para no caer en la desidia, en la negligencia, manteniendo una actitud de espera y confianza en que Él vendrá. No sabemos cómo, puede que “disfrazado” de mil maneras, pero viene, viene siempre.
Hoy se nos llama a la esperanza activa, siendo en la vida de cada día fieles servidores, atentos y despiertos para acoger cuando él venga a nosotros y servirle de manera especial en los hermanos más pobres. ¿Nos encontrará o estaremos despistados, entretenidos en mil cosas?