Señor Jesús, cuanto necesitamos de tu paz en nuestro mundo hoy. Nos rodean guerras, pobreza, injusticias, y tu pueblo sufre. ¿Qué puedo hacer yo? Solo soy una persona, pequeña, insginificante ante las situaciones de destrucción que sufren tantos hermanos y hermanas en el mundo. Pero quizás ese es el problema, creo que tengo que ser YO la que haga algo. Y ciertamente puedo, sin importar cuan pequeño es, hacer algo. Pero lo importante es recordar que sola no puedo nada, es en comunidad- contigo, con mi comunidad religiosa, con mi comunidad eclesial, con mi comunidad social- solo así, juntos podemos lograr al menos un vestigio de paz. Lo esencial es recordar que eres TU quien viene de nuevo a poner la paz definitiva en la tierra, y mientras tanto, NOSOTROS debemos seguir luchando día a día… una persona, una situación, un evento a un tiempo, para ir preparando el cambio que nos llevará a la liberación definitiva.
¡Alzad la cabeza, poned manos a la obra: se acerca nuestra liberación!