«¿No es éste el hijo de José?» Sí, lo es.
También le llaman Maestro, Hijo de Dios, Señor, Mesías, Cristo… Títulos o nombres que seguimos proclamando y que se aplican a Jesús intentando expresar en una palabra que vemos en Él a Dios mismo encarnado. Sin embargo, cuando le llaman “hijo de José” o “hijo del carpintero” la connotación es distinta. A ése le conocen, le han visto crecer, es uno de tantos. Parece perder su encanto y misterio.
Aunque no guste, el hijo del carpintero nos muestra la verdadera imagen de Dios. Viene a anunciar el Reino, a actuar libremente y liberar a otros, a romper esquemas y ampliar horizontes.
Sea así también entre nosotros, hijos e hijas todos de carpinteros. Capaces de ir con Él más allá de nuestra tierra conocida, de donde se nos espera; y si por ello alguien pretendiera “empujarnos fuera”, ojalá encontremos, con Él y como Él, la gracia de abrirnos paso y seguir.