Error en la base de datos de WordPress: [Table 'wp_8tamd.wp_ppress_meta_data' doesn't exist]SELECT * FROM wp_ppress_meta_data WHERE meta_key = 'content_restrict_data'
Me viene a la mente aquello de los “sagrarios abandonados”. Ahora hay muchas capillas de adoración perpetua, las 24 horas alguien junto al Señor Sacramentado. Pero… ¿quién acompaña a los más pobres, a los que nadie quiere?
Escribo esto desde San Pablo de Loreto, un lugar a la orilla del Amazonas que nació para aislar a los enfermos del mal de Hansen. La lepra está erradicada hace décadas, de modo que en la Casa San José solo quedan viejitos que sufrieron la enfermedad y se curaron, pero continuaron padeciendo sus secuelas toda la vida. El síndrome ha dejado sus huellas en estos cuerpos vencidos por los años y desgastados en el dolor. Las manos son como racimos de muñones retorcidos por la artrosis. Muchos miembros están mutilados, y varios ojos apagados para siempre. Aunque escuchando sus historias pienso que tal vez sea el abandono lo que ha causado mayor devastación; hay hijos y nietos que viven en el mismo San Pablo y que solo van a visitar al abuelo a la hora de cobrar la “pensión 65”, otros llevan años sin tener noticias de sus familiares. Ese desamor seguramente es más cruel y penoso que el estigma social.
No dejemos solo a Jesús en las personas más necesitadas de cariño y atención, aunque sean poco agradables. Así nuestra devoción a la Eucaristía será auténtica.