Celebramos la fiesta de Jesús sumo y eterno sacerdote. Creo que el evangelio que acompaña esta fiesta nos ilustra muy bien el significado de la misma.
El sacerdocio de Jesús no consiste en sentirse elegido de entre los demás, como un ser especial, superior, situado por encima del bien y del mal; alguien distinto, alguien diferente.
El sacerdocio de Jesús pasa por llevar a su vida la voluntad de Dios Padre; y esa voluntad, pasa por entregar y dar la vida.
La palabra sacerdote quiere decir «el que hace cosas sagradas».
No quisiera que mi reflexión adquiriera un tono grandilocuente, pero, hay ocasiones en que las palabras son las que son. Lo más sagrado para todo creyente es llevar a su vida la voluntad de Dios. Por eso todos participamos del sacerdocio de Cristo: porque más allá de presidencias de eucaristías y de consagraciones, es misión principal de todos hacer la voluntad De Dios; y es lo que da sentido a la vida de todos.
¿Se va ajustando tu vida a lo que Dios quiere de ella? ¿Cómo vas respondiendo, en lo cotidiano de cada día, a la voluntad de Dios sobre tu vida?