Nuestra fe sucumbe en medio de las adversidades. Cuántas veces en estos meses de pandemia hemos repetido: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! Y cuántas veces, viendo la situación de nuestra Iglesia, lo hemos repetido mil veces más…
Jesús nos reprocha nuestra falta de fe y de confianza en Dios Padre, que conoce nuestro corazón mucho mejor que nosotros mismos.
¿En la tribulación soy capaz de confiar en el Señor?
¿Cuál fue la última tormenta en la que percibí su bondad en medio de la tempestad?
¿Soy capaz de confiar en Cristo en cualquier momento de mi vida?
Jesús, aumenta mi fe. Dame una confianza más grande y fuerte en el amor del Padre. Que en medio de las tempestades que me toque vivir sepa poner mi corazón en la roca firme de tu amor. Amén.