Jesús sí que puso en práctica lo que hablaba, opta por hacer el bien antes que cumplir leyes vacías. Acoge a los que estaban excluidos en su sociedad y comparte su vida.
Jesucristo es coherente. Rescata a los pobres y los alivia. «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer”
“No quiero despedirlos sin darles de comer” para Jesús la vida de cada persona no le deja indiferente. Además, nos llama para que seamos también nosotros los continuadores de esa misión
¿Soy seguidor de Jesús? Al menos así me siento. Cuando me encuentro a diario con estas situaciones: enfermos, sin médicos, medicinas, ciegos, hambrientos, que se acercan a mi vida ¿qué hago por ellos? Jesús me llama a dar respuesta a los problemas temporales de mis hermanos. Jesús siente compasión de la gente porque sabe captar con su mirada el dolor, el sufrimiento las angustias, las desesperanzas y sin sentidos. Sabe cuál es el sueño de Dios.
Dios quiere que la persona viva y que todos tengan los mismos derechos de saciar su hambre, de vivir la justicia, la bondad, igual dignidad ante una sociedad que cada vez nos incita a consumir más haciéndonos creer que así se vive la vida en plenitud.
Sus seguidores parecen pesimistas, ¿de dónde vamos a darles de comer si solo tenemos este poquito para nosotros? pensamiento egoísta. Si tuviésemos la capacidad de mirar más allá y generosidad de alma, encontraríamos los excluidos de nuestra sociedad y tendríamos la sensibilidad de partir el pan con ellos.
En este día me pondré en camino para compartir algo con alguien que le he visto muchas veces pero nunca he hecho nada por él o por ella e invitaré a otros que también lo hagan.