Jesús ¿sembrador de conflictos y enemistad…? ¿Dónde quedan su misericordia, compasión? ¿Aún no comprendemos el corazón de Dios?
¿No se parece en algo, la reciente experiencia vivida por toda la humanidad a estos versículos evangélicos?
Las espadas del peligro del otro y la muerte rompieron la tranquilidad de un mundo hecho a medida personal. La humanidad, se dividió en dos: los que luchaban por salvar a quiénes se podía y los que debían encerrarse para no aumentar el caos.
La solidaridad y la caridad ganaron nuevo espacio en calles, vecindario, templos, corazones, acogiendo al desconocido y al profeta. El vaso de agua dado a uno de estos pobrecillos se llamaron Tablet y celulares que, expertos o aprendices de humanidad, en el campo de batalla, ofrecían como último puente de contacto entre la vida recibida y la que se iba en completa soledad. Por cierto, estos justos, tienen asegurada su paga. La magnanimidad será su estrella en el Reino.
¿Hace falta todo esto para comprender ciertas palabras difíciles del Evangelio? Mejor… ¿Qué hemos aprendido? Cada uno es responsable de su respuesta.
Y por si aún no nos convence que Dios quiere la felicidad del hombre y que ella es que sea plenamente humano y divino, tendremos que seguir pidiendo la sabiduría de las Escrituras, hasta que el ardor del corazón nos dé otra capacidad de comprensión. Seguramente así lo vivieron muchos hermanos de la primera línea del Covid-19.