¿No nos pasa lo que le pasa a Herodes en el evangelio de hoy constantemente?
¿No nos ocurre que nuestro pecado nos castiga y nos mata durante mucho tiempo después de ‘ejecutado’ éste; que no vemos con ojos claros a Jesús precisamente por el peso de nuestro pecado; que le atribuímos identidades e intenciones tenebrosas y complejas, muy alejadas de las reales, es decir, que Él es y viene por mí a salvarme, precisamente de mis pecados, y nos posibilita elegir vivir con Él, por Él, como Él, de una manera completamente diferente a como nos da de sí la cabeza?
Él hablándonos básicamente de futuro… ¡y nosotros enganchados en nuestro pasado!