Muchos ven a Jesús como un loco peligroso. Este evangelio me recuerda una canción muy famosa de Alberto Cortés que murió el año pasado. Habla de un soñador que vuela para construir Castillos en el aire. Como a Jesús, la gente lo crítica:
En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
«No vaya a ser que fuera contagioso…»
tratar de ser feliz de aquella forma.
Creo que los santos son un poco como los locos de Dios. Los que se alejan de la razón, de las razones egoístas y rastreras, eligen el camino del corazón y levantan el vuelo hacia lo profundo en la entrega total a Él en los hermanos.
Yo quiero soñar y vivir lo imposible. También yo quiero volverme loco por Dios. Quiero ser ese pobre idiota. Confiar ciegamente en mi Padre. Porque quiero abrir ventanas fabulosas, llenas de luz, de magia y de color y convocar al duende de las cosas. que tienen mucho que ver con el amor.
Quiero volar igual que las gaviotas, pero eso es imposible…
…¿o no?