¡¿Como?! Felices los ojos que ven lo que ustedes ven… ¿Qué vemos? Los estragos de la pandemia, la violencia civil, la pobreza mundial, la falta de empleo, la división entre los humanos… ¿Felices porque vemos todo eso? Vamos, el evangelio tiene sentido de humor… Pero pensándolo bien, quizás si, a pesar de todo lo negativo que vemos en el mundo, si limpiamos bien los cristales de nuestras gafas podemos ver más allá de todas estas suciedades hacia lo que Jesús apunta. A pesar de todos nuestros pecados y maldades que afean la promesa de Dios, lo cierto es que el Reino de Dios está ya entre nosotros, la Verdad de Dios es una realidad, su Hijo ha dado la vida para que nosotros tengamos Vida. Y esas verdades, reveladas a los sencillos, deben llenarnos de alegría y esperanza.
En la maravillosa obra del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, dice «Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo». Aunque a veces el Reino de Dios nos parece un desierto, debemos confiar con la confianza de los niños que en cualquier momento encontraremos un pozo de agua viva que sacie la sed de la humanidad, y nosotros/as tenemos la dicha de ser parte de ese grupo que busca cada día esos pozos en el camino.