Cuando Jesús pasó 40 días en el desierto fue tentado por Satanás. La segunda de las tentaciones se basaba en saltar del pináculo del Templo, y ser salvado por los ángeles delante de todo el mundo. O lo que es lo mismo: Satanás le invitó a usar la religión para la autoglorificación personal.
¡Cuántas veces vivimos el servicio en nuestra parroquia o comunidad como un motivo de orgullo malo! Cuántas veces repetimos aquello de: “! … y ni las gracias me han dado!”.
¡Cuántas veces convertimos la pastoral en un bastión de nuestro ego!
Jesús nos invita a decir: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”
¿Recuerdo alguna vez haber utilizado la pastoral o la fe para sentirme más que los otros? ¿Uso mis dones al servicio de la comunidad con humildad y devoción?
Señor, que sepa darte gloria con mis palabras y mis silencios, con mis obras y mis pensamientos. Que sea suficientemente humilde para que tú me puedas enaltecer. Que tu madre María me ayude a ser como ella, y que con ella pueda darte gloria por siempre. Amén.