Ante los fariseos que eran “amigos del dinero” y creían que era compatible la vida piadosa con el amor al dinero, Jesús afirma que no se puede servir a dos señores. Jesús no habla de servirse del dinero honestamente, sino de servir al dinero, del apego desmedido que esclaviza y deshumaniza.
El dinero con facilidad se convierte en un ídolo al que estamos dispuesto a adorar, porque nos da seguridad, aunque esta sea una seguridad falsa, por eso no deja espacio en nuestro corazón ni para Dios ni para el prójimo.
Es fácil alejarse de Dios y del prójimo por la comodidad y el egoísmo. Hay muchos cristianos así… son buenos, van a Misa, pero no llega a más. Cuando la Palabra habla de servicio se refiere a todo: servicio a Dios en la adoración, en la oración, en las alabanzas; y servicio al prójimo hasta el final. Por eso, Jesús nos dice: “El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho». La ley del amor, que es la que Cristo ha venido a traer al mundo, es la del amor sin medida. En el amor no hay mucho ni poco, o se ama o no se ama. No podemos decir que amamos si actuamos con egoísmo.
¿Es para ti el dinero un medio o un fin? ¿Vale más que el amor a Dios y al prójimo?