Error en la base de datos de WordPress: [Table 'wp_8tamd.wp_ppress_meta_data' doesn't exist]SELECT * FROM wp_ppress_meta_data WHERE meta_key = 'content_restrict_data'
No importa de dónde eres, ni cómo piensas, ni qué idioma hablas. No importa qué nombre das a Dios cuando le rezas, o si no rezas… No importa tu tendencia política, ni tu posición social. No importa que aparentemente no tengamos nada en común. Si estás solo o sufres, si tienes problemas o necesitas ayuda, eres mi prójimo.
Nos sale del alma apoyar y auxiliar a las personas que queremos…. Pero, ¿a un desconocido? ¿Y a una persona que no nos cae nada bien? Eso es otro cantar….
Me falta tiempo, tengo mis propias preocupaciones, mis planes, mis días organizados, mis quehaceres, los minutos justos para relajarme y unos poquitos (a lo sumo) para rezar. No puedo entretenerme escuchando penas, no puedo pararme a saludar, a sonreír o a preguntar “¿estás bien, necesitas algo?” Otros pueden hacerlo, alguien se detendrá, yo voy con prisa…
Hay personas tendidas en el camino en las que no reparamos porque vamos pensando en nuestras cosas. Hay personas que en su dolor y sus dificultades buscan nuestra mirada sin encontrarla, porque vamos pendientes del teléfono, los escaparates o el reloj. Y si los vemos de lejos, damos un rodeo, porque al fin y al cabo son extraños, no son asunto nuestro…
Jesús nos lo dice en pocas palabras, para que no pasemos de largo ante quien nos necesita, para que no seamos meros cumplidores de nuestras obligaciones como lo fueron el levita o el sacerdote: “Anda, haz tú lo mismo” que aquel que se comportó como prójimo.