El Reino de los cielos nos dice la parábola es semejante a cinco de las diez vírgenes amigas de la novia, que encienden sus lámparas de aceite y se preparan para recibir al esposo cuando llegue, para tomar consigo a la esposa y celebrar el banquete nupcial.
Estas cinco son previsoras y toman junto con las lámparas una porción más de aceite por si se retrasara el novio. Y efectivamente, éste se retrasa y no llega hasta entrada la madrugada, las previsoras alimentan con su aceite la llama de sus lámparas y acompañan al esposo hasta entrar con él en la fiesta. A las otras cinco se les acaba el aceite, pero se les hace tarde al ir a comprar más. Cuando llegan al banquete la puerta está cerrada.
Hay que mirar más allá del momento presente y descubrir el paso del Señor en las pequeñas cosas. Hoy Jesús nos hace una advertencia: Velad, hay que estar preparadas, no sabemos el día ni la hora.
Cuando la policía nazi llamó a la puerta del monasterio de las Carmelitas, Edith Stein, la hermana Teresa Benedicta de la Cruz, estaba con su lámpara encendida. Asumió la Cruz y siguió hacia el martirio. Ella es una de las cinco vírgenes prudentes de la parábola que se encontró con el esposo para siempre.