No es la primera vez que rezo con este evangelio, pero no recuerdo otra, en la que la frase que más me haya tocado sea “sacudid el polvo de los pies”.
No dejo de asombrarme de lo actual que es Jesús. Y es que qué mejor que cuando habiendo hecho el trabajo bien, si alguien no quiere escuchar o no quiere recibirlo, una vez fuera (al salir de su casa o del pueblo), nos sacudamos el polvo de los pies. Esta vez sin montar un escándalo en el templo, sino dando libertad.
Porque hay cosas a las que cada uno tiene que decir que sí, libremente. Y si habiendo expuesto los argumentos o mostrando las evidencias, la respuesta que recibimos sigue siendo no… ¿Qué mejor que “limpiarse” “recomponerse” y seguir el camino tranquilamente?
A veces no queda más que encajar los “noes” y seguir con nuestra vida. ¡Qué fácil decirlo! Otra cosa ya… es hacerlo…
¡Acompasados ánimos en la tarea!