Jesús nos trae una novedad esencial. El rito vacío pasó. Ahora lo que cuenta es la relación con Él, y el rito es simple instrumento para encontrarle. Como en Canaán somos llamados a beber el “vino mejor”, que es el vino nuevo del Reino, que mana del corazón abierto de Cristo Resucitado.
Hoy sábado nos fijamos en María, nuestra madre. Ella intercedió para que no acabase el jolgorio del casamiento. Ella procuró el vino mejor que nos trae Jesús. Ella, Arca de la Nueva Alianza, es imagen de los “odres nuevos” que todos estamos llamados a ser. Pidámosle saber “hacer todo lo que Jesús nos diga”. Si así lo hacemos no nos va a faltar nunca el “vino mejor”.
¿Acudo a María con confianza, sabiendo que ella es mi madre?
¿He experimentado en algún momento de mi vida la protección de María y su misericordia conmigo?
¿En mi oración cotidiana me uno a María para acoger el “vino nuevo” que Jesús nos da?
Señor Jesús, te pedimos que, por intercesión de María tu madre, sepamos ser testigos de tu evangelio, que es novedad para el mundo. Que nuestros corazones sean estos odres nuevos donde tu vida rebose en frutos de amor, de alegría y de paz. Amén.