Con frecuencia usamos esta frase “yo te bendigo o Dios te bendiga” pero no siempre tiene la misma fuerza depende mucho a quien se la decimos y deseamos.
Jesús lleno de alegría exclamó: “Te doy gracias, Padre, Señor… esto solo sucede y brota de una persona agradecida que admira y reconoce el bien que Dios hace, mira con ojos de gratitud los acontecimientos. ¿Qué nos sucede muchas veces a nosotros? que vemos y resaltamos lo malo de las personas del mundo y no descubrimos que en nuestra vida hay más bendición, más oportunidades y no somos una presencia positiva ante los demás, una buena noticia, una sonrisa, una palabra de aliento y consuelo para otros. Qué hermoso es encontrarnos personas siempre pensando bien del otro, con una palabra de esperanza y viviendo la vida a pesar de los pesares con gozo. Sonriéndole a la vida aunque la vida sea dura. Sacar siempre lo positivo a todo. A diario nos encontramos con personas que tienen los mil problemas a todos los niveles, falta de comida, medicinas, vivienda, y viven agradecidos a Dios sencillamente porque tienen lo más preciado el regalo más grande la vida. Dios se revela a los sencillos, no me queda ninguna duda. Es así de real como lo dijo Jesús.
Dale gracias al Señor en este día porque eres dichoso: tus ojos pueden ver lo que ven… otros están ciegos, no oyen, no ven porque están ensimismados en sus intereses.
Que seas portador de una buena noticia ahí donde hoy te tocará estar.