Dolor. Tristeza. Soledad. Ira.
Las circunstancias dolorosas nos rompen y, por más que buscamos, no encontramos el camino. Y es entonces, cuando sentimos que necesitamos desesperadamente una mirada que nos conforte, que nos guíe, que nos devuelva a la vida. Su mirada.
“Vuélvete a mí, tenme piedad, que estoy solo y desdichado.
Alivia los ahogos de mi corazón,
hazme salir de mis angustias.
Ve mi aflicción y mi penar,
quita todos mis pecados”
Salmo 25, 16-18
https://www.youtube.com/watch?v=nzqRDvunHuc
Vídeo: Keep Your Eyes On Me (Mantén tus ojos en mí) con subtítulos en español.