Allí donde la vida brota. Allí donde el Misterio es recibido. Allí donde la valentía emerge porque la promesa echó raíces. Allí, en el Corazón -confiado, amado y esperanzado-, se fraguó su historia y la nuestra. Y, desde entonces, podemos vivir sin miedo… nada te angustie. Nada te haga menos. Tu corazón es cuidado… como el de María, para un ‘sí’ sincero. Como el de Jesús, para que sea el tuyo… ¡en sus corazones confiamos!