NO TENGO TIEMPO,¿PARA QUÉ?
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Hasta ahora,en nuestras reflexiones acerca de cómo vivir una vida más plena,nos hemos movido en un plano “teórico”. Hemos definido el verdadero éxito basándonos en el “ser” y no en el “tener”,hemos explicado qué es ser proactivo y os hemos invitado a aclarar los principios realmente importantes que deben regir vuestras elecciones del día a día. Ahora os toca dar el paso al terreno de la práctica: organizar vuestra agenda,establecer prioridades de acciones diarias y semanales centrándoos en realizar tareas que os hagan más personas.
¿Cómo organizas tu tiempo? ¿Eres de los que no hacen nada al respecto? ¿O de los que hacen listas de tareas y llenan su lugar de trabajo o la nevera de Post-it? A lo mejor,eres de los que dan un paso más y no sólo hacen una lista de cosas pendientes,sino que,además,las priorizas. Todo esto resulta útil,pero Covey,tras haber realizado un concienzudo estudio sobre los modelos de organización del tiempo,ha llegado a la conclusión de que “el desafío no consiste en administrar el tiempo,sino en administrarnos a nosotros mismos.”
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Vamos a ver: todos tenemos la misma cantidad de tiempo,lo que nos distingue es la cantidad y calidad de cosas que tenemos que hacer en ese tiempo. Gestionar el tiempo consiste en la gestión de uno mismo,porque la clave reside en cómo actuamos cada uno ante las distintas cosas que van apareciendo en nuestra vida diaria y cómo vamos organizando nuestras tareas elegidas. Ya hemos adelantado en entradas anteriores que,para empezar,de nosotros depende no dejarnos atrapar por el activismo y,de vez en cuando,tomar distancia de nuestras actividades para preguntarnos: ¿a dónde voy y a qué? ¿Esta actividad me conduce a lo que considero mi propósito de vida o a una meta libremente elegida?
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Lo urgente e importante es todo aquello que requiere una atención inmediata y cuyos resultados son decisivos para nuestros intereses. Si estoy en mi casa y mi mujer me dice que se está quemando la cocina,dejo todo y me pongo a apagar el fuego. En nuestra vida hay fuegos que descuadran nuestra agenda porque requieren una atención y acción inmediata. Los fuegos hay que apagarlos,pero no podemos pasarnos el día apagando fuegos (también podemos,prevenirlos,por ejemplo).
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Lo urgente y no importante es todo aquello que llama nuestra atención (porque proviene de una demanda externa) pero cuya realización no contribuye a nuestro plan de realización personal y profesional. Para entender este tipo de actividades sólo hay que ver cómo hoy en día pasamos mucho tiempo mirando al móvil para atender multitud de mensajes. Abrir el Whasap,el Facebook,Instagram…, por no hablar del correo en el trabajo, porque nos ha saltado un aviso,nos puede llevar a perder el tiempo miserablemente o,al menos,a perder la concentración en aquello que estábamos realizando. Esto desgasta,pero más grave resulta dedicar muchas energías a todas aquellas tareas que realizamos por no haber sabido decir que no. Aquellas personas que viven centradas en cumplir las expectativas de los demás acaban por hacer lo que otros le demandan olvidándose de sus prioridades y de sus propias metas de desarrollo personal. En la siguiente entrega hablaremos más de este tema.
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Stephen R. Covey nos propone una manera de saber qué es importante,pero no urgente. Es muy simple,escucha esta pregunta y tómate un tiempo para responderla: ¿qué puedes hacer en tu vida personal o profesional que,de hacerlo regularmente,representaría una tremenda diferencia positiva en tu vida?
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En estos días he visto un vídeo que pulula en las redes sociales que realiza un experimento social. A distintas personas se les pregunta,en primer lugar,quiénes son sus seres más queridos; en segundo lugar,qué les regalarían si no tuvieran límites económicos y,finalmente,se les lanza la pregunta de qué les regalarían si fuera la última Navidad para ese ser querido. Aquí es donde llega la parte emocionante del vídeo y las personas dan respuestas de este tipo: estar más tiempo con ella,organizar una cena donde estemos toda la familia junta,llevarla al pueblo donde nació,etc.
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¿Qué harías tú si fuera el último mes de tu vida? ¿Qué harías por los demás si fueran a morir en una semana? ¿Qué no dejarías de hacer para ser más feliz contigo mismo,con los demás y ante el mismo Dios?
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Estamos inaugurando un año nuevo y están de moda las listas de buenos deseos. En coaching decimos que una meta es un sueño con fecha de caducidad. El infierno está lleno de buenos deseos. Si quieres ser efectivo y responsable con tus sueños,pon en tu agenda semanal acciones concretas que te lleven a acercarte a tus buenos deseos y responsabilízate de llevarlas a término.
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