Mi experiencia vocacional es muy sencilla, simplemente ha sido un ir dejando a Dios actuar en mi vida. He experimentado a Dios como padre, hermano, compañero y amigo, es decir, como el Amor que llega al ser humano.
Me llamo Resilda, nací en Sri Lanka. Jaffna es una Isla preciosa bañada por el Océano Indico. A través de mi madre fui conociendo la Palabra de Dios y la fe. Mi padre me enseñó el amor, la compasión, y la solidaridad hacia los más pobres. Mi madre es cristiana pero mi padre era hindú yen un momento de su vida se convirtió a la fe Católica.
En mi vida he experimentado que Dios me acompaña y me da su Gracia. Tenía deseos de servir a Dios, desde el día de mi primera Comunión. Después de eso, he llevado una vida sencilla, entre estudio, trabajo, parroquia, mi familia. En verdad el Señor me estaba guiando en cada momento. Vivo consciente de lo que tengo que hacer, siempre con el mismo deseo de servir, haciéndolo de corazón.
Cuando pienso en la llamada de Dios en mi vida, recuerdo la vocación de Abraham. “El Señor dijo a Abraham: Vete de tu tierra, de la casa de tu padre, hacia la tierra que yo te indicaré. (Gn 12, 1). Yo no conocía a las Misioneras Claretianas, ni el país hacia el que debía ir. Sólo con la fe y mi confianza en Dios emprendí el viaje hacia a Filipinas para empezar mi formación religiosa.
Cada vez que pienso en mi vida y mi vocación, recuerdo la palabra que dijo Jesús a Pablo «mi gracia te basta».
Como Misionera Claretiana he sido enviada a compartir mi fe con mis hermanas y con las personas que El pone en mi camino, y ahora me toca compartir mi vida….CONTIGO.